ILUSIONES
Sí, sí es difícil escribir un cuento, pero tal vez lo mejor es creer que tu vida es de cuento, nosotros los pequeños somos capaces de jugar a los cuentos o a lo que haga falta.
Los protagonistas de este cuento son las ilusiones, cada uno de los sentidos del cuerpo humano puede ser afectado por ilusiones.
Ilusión óptica
Ya es de día, y ya no queda mucho para levantarse, pero, estoy tan agustito en la cama, me quedo mirando la pared y creo ver en las manchas de la pintura una carroza de princesas, y, por que no, yo soy la princesa, a veces me lo llaman en casa, no es un sueño es algo real, soy una Princesa y voy en mi carroza a mi castillo lleno de magia, paso por un laberinto, en el que me encuentro con una mariquita parlanchina con la que juego a contar dedos, a contar historias; me dice que ella, un día contando los dedos de las manos de un príncipe, este le contó la historia de cómo rescató una princesa de las garras de una bruja ayudado por su unicornio.
Que pena que no fuese yo esa princesa, me gustaría conocer al unicornio porque príncipes hay muchos, por lo menos uno en cada cuento, pero unicornios no he conocido a ninguno.
-¡Marian, levántate y vístete, que llegas tarde al cole!
Ilusión olfativa
Ummm…..… que rico huele, mi mamá me ha hecho tostadas de pan con mantequilla para desayunar, me las voy a comer todas, todísimas como si fuese el ogro feo y verde de la película, solo que yo no estoy dispuesta a comer moscas y gusanos, no señor, eso se lo dejo a los ogros de verdad. Tampoco voy a asustar a nadie yo seria una ogra buena y guapa que la gusta comer tostadas, aunque lo que sí que haría es chapotear en el barro.
-¡Hija, estás en Babia! ¡Quieres venir a desayunar de una vez!.
Ilusión gustativa
Mi nariz no me ha engañado, ¡que ricas están las tostadas! Solo comería tostadas, bueno…. y macarrones y chocolate, bueno solo comería de las cosas que me gustan, que por cierto ninguna es verde. No se ha quien se le ocurriría probar las espinacas, eso tan verde, ¡ni que fuera una vaca! A lo mejor fue a la vaca de la canción, aquella que fue al colegio a aprender. Seguro que fue esta vaca y se lo dijo a la cocinera del comedor escolar, por eso cuando me toca quedarme ponen espinacas.
Ahora por culpa de esa vaca, los niños tenemos que comer espinacas y berzas y verduras, y encima nos dicen que si no las comemos no nos haremos grandes y fuertes, pues los leones no comen espinacas y bien fuertes y grandes que son.
-¡Marian!, pero que te pasa hoy. Venga que te peino y nos vamos corriendo.
-Vale mamá, no te enfades, que bastante tengo con las vacas.
-¿De que hablas? Vamos espabila, coge tu mochila.
Ilusión auditiva
Menos mal que mi mamá está pendiente de mí. Me lleva en volandas al cole, y llego justo a tiempo, entro por el patio y escucho la sirena de la entrada, aunque le podían haber puesto otro sonido, porque este asusta; bueno solo asusta al entrar si llegas tarde, porque a la salida suena a música. Porqué se llamará sirena, si no tiene cola ni vive en el mar. Sirenas, son las de Peter Pan, que cantan y se bañan y se divierten o como Ariel, aunque Ariel no se divierte porque quiere hablar con el príncipe y ya no tiene voz. Si al final voy a tener yo razón, los príncipes son un rollo son mejores los unicornios, seguro que si tuviera un unicornio no llegaría nunca tarde al cole y jugaría conmigo y mis amigas.
-Vamos corre, que ya suena el timbre. Dame un beso y trabaja mucho.
-Adiós mami.
Ilusión táctil
Este beso de mama, un beso que no es nada, tan solo un roce de sus labios en mi cara, pero, ¡como calienta!, me calienta por dentro y me siento fuerte, capaz de todo. Los de mi papá me calientan también por fuera porque cuando está sin afeitar me rasca y me deja la cara roja como un tomate y aunque protesto, no quiero quedarme sin sus besos aunque prefiero que no rasque.
-Buenos días, Marian, se te han pegado las sabanas hoy.
-Buenos días, señorita. No, me ha despistado una mariquita cuenta cuentos y una vaca estudiosa que come espinacas.
-Pero, ¿Qué dices? Vaya imaginación.
ILUSIONES, ilusiones con mayúsculas, ilusiones de los sentidos, ilusiones infantiles de vivir en un mundo de colores alegres y vivos.
Me llamo Marian, tengo siete años y os invito a compartir conmigo estas ilusiones, a escuchar a las mariquitas que nos cuentan los dedos, a no comer espinacas, a saltar en el barro con los ogros y, sobre todo, a buscar un unicornio.