¿Y si lo dejamos todo?
Llega del trabajo, se acerca a la cama y sin cenar ni cambiarse, se tumba y se duerme.
Es un nuevo día, se despierta sin ganas de nada y se le ocurre abandonarlo todo. Cansada de una vida sistemática, en lo que sólo importa tener un trabajo digno y una buena casa. Coge las llaves, una
maleta con ropa, la cartera con la documentación, las tarjetas de crédito y deja el móvil en el mostrador.
Harta de llevar la vida que a otros muchos les gustaría, abre la puerta y sin pensárselo dos veces cierra su casa, sus recuerdos, sus paisajes habituales y sus raíces.
Coge el primer tren hacia Madrid y se monta, sin saber hacia donde quiere ir, ni que va a hacer, se baja, tras 5 horas de viaje.
En el aeropuerto busca un sitio al azar con los ojos cerrados y su dedo subiendo y bajando, para el dedo, abre los ojos y lee “Berlín (Alemania)” sabe que ese es su destino y compra el billete. Tras 4 horas de vuelo el avión aterriza, coge un taxi y dificultosamente con el poco inglés que sabe le dice: “At the center of Berlin, please.” El taxista sin decirle mas que un mísero “ok” arranca el coche y al llegar al centro le pregunta “Was ausweg?”, ella sin entender nada de la única oración que le ha dicho en todo el viaje, se da cuenta de que no entiende nada del idioma y que esto le supondrá un grabe problema. Lo único que se atreve a contestarle, sin saber si es una buena idea que se lo diga en Inglés ya que no sabe si lo entenderá es “In English, please?”.
El hombre la mira por el espejo retrovisor y le dice “In which street?”, ella sonriente porque le ha entendido, le dice: “right here”. No sabe si “aquí mismo” se dice así pero eso cree, ya que acaba de aparcar. Le paga y él le dice: “gute nacht”
ella repite lo mismo y se va. A lo lejos cree ver un hotel, así que camina hacia el pensando en que hará mañana, abre la puerta y le dice al recepcionista: “Quiero reservar una habitacíon para esta noche de una persona”. El, se la queda mirando un buen rato, baja la cabeza y teclea en el ordenador y con muchas dificultades logra decir: “su habitación es el 56, a los 12 de la mañana tiene que irse”. Ella le sonrie y camina hacia el ascensor, ahí hay una familia con dos hijos. Ella maldice al niño que le repite una y otra vez, que si tiene novio, sale, y se va a su habitación, sin deshacer la maleta cae en la cama y se le cierran los ojos.
Bip-Bip-Bip
Entre abre los ojos, alarga el brazo a la mesilla coge el teléfono y sin mirar quien es descuelga y dice: “¿Quien es?”, al otro lado del teléfono una voz refunfuñona le dice: “¿como que quien es? ¡Soy tu jefe! Son las 12 de la mañana, estoy en tu oficina y tu no estas haciendo el proyecto que tendrias que haber acabado hoy ¡Ven ahora mismo o te juro que te despido!”. Cuelga, se queda un rato tumbada en la cama analizando lo que habia creido que era la realidad y no un simple sueño. Sin pensarselo dos veces coge las llaves, una maleta con ropa, la cartera con la documentación, las tarjetas de crédito y deja el móvil en el mostrador y se va destino a Berlín (Alemania).