Encerrado en libertad

Encerrado en libertad

Enfrente de este parque está la cárcel,
el muro que desdeña la decencia,
la inhóspita pradera del espíritu,
la línea que separa al inocente del culpable,
símbolo  insensible de la hipócrita careta del sistema,
burlona mascarada del que manda.
Hay reclusos que son libres
y hombres libres condenados.
Sin embargo, no es la ley la que decide,
su papel es negociable y tiene un precio.
Este tiempo es el ensueño de un demente;
un reloj que se derrite en la fragua deleznable del impune.
No hay quien sepa a ciencia cierta las miserias del que calla;
del que puede camuflar la vil tortura del secreto que lo acosa.
Hoy me agobian  los perfumes de las flores
y me aterran los sudores de la trena,
y las llagas me consumen el cerebro
y las penas me revientan en el pecho.
Rasgo mi alma entera con la culpa y no me aguanto
y me pierdo y me retuerzo en este agujero.
No merezco este cigarro ni este vino,
ni el derecho a desplazarme libremente.
¡No me importa que me absuelvan tus lacayos,
ni tus burdas oraciones ni tus cruces!
Que me importa tu equidad indecorosa,
si soy yo, quien no consigue perdonarse.

 

 




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