Un gato de Schrödinger en la 1408

Un gato de Schrödinger en la 1408

Ella estaba viva y muerta, todo al mismo tiempo, justo antes de que la seguridad
del hotel forzara la entrada de su habitación, en la que estaba hospedada desde
hacía una semana. Cuando llegó al hotel traía puesto un traje de sastre gris
claro, su cabello rubio era delgado pero abundante, y brillante como el
mediodía; era alta y esbelta, y caminaba con tanta gracia y garbo que todos,
todos aquellos que la veían no podían dejar de mirarla, era casi como que
detenía el mismo tiempo a su alrededor. Pidió la habitación 1408, famosa por
haber albergado personas que habían muerto por múltiples razones, unas
explicables (suicidios) y otras inexplicables. Sin embargo, ella, una
periodista reconocida en el mundo de lo paranormal, no temía por su vida y su
afán de encontrar la verdad superaba cualquier otro temor o duda. El
administrador del hotel le indicó que la habitación no estaba disponible, que
ella sabía muy bien que esa habitación había sido clausurada desde la última
muerte; un hombre de unos 50 años de edad se había hospedado allí hacía un par
de años y había saltado del piso 14 justo 10 minutos después de haber entrado
en la habitación. Ese había sido el último “accidente” ocasionado por
la 1408; desde ese momento los dueños del hotel habían decidido clausurarla,
para evitar la mala publicidad y detener la racha de más de 50 muertes
acaecidas en dicho cuarto. Ella exigió al administrador que la dejara hospedar
en la 1408, a riesgo de demandar al hotel por no obstruir la labor
periodística. La administración intentó por todos los medios disuadir a la
bella reportera para que no entrara allí; pero ella estaba convencida de que
encontraría la razón de tantas muertes inexplicables. La llave era de casa
antigua, con grabados en el mango y una inscripción en algún idioma que ella no
entendía. Entró al cuarto y se encerró, solamente abría la puerta cuando pedía
comidas o bebidas. Pero hacía dos días que no había pedido nada, lo que
preocupaba al administrador, quien llamó al editor en jefe del diario para el
que ella trabajaba; explicó la situación y durante la conversación el jefe
indicó que hacía precisamente dos días que ella había dejado de comunicarse con
él, que los días anteriores había enviado algunas notas y lo había llamado un
par de veces sin novedad alguna. La decisión que tomaron desde el departamento
de administración del hotel fue la de abrir la 1408 para saber si la joven se
encontraba bien o si había sido también víctima de la habitación; dados los
antecedentes no era muy alentador el pensamiento colectivo. Diez hombres fueron
destinados a abrirla, con hachas y palancas forzaron la entrada. Alguien dijo:
“ella está viva y muerta a la vez, como el gato de Schrödinger, si vive o
muere, será nuestra culpa, en este momento hay un 50% de probabilidades de que
esté viva”, justo antes de poder entrar en la habitación y ver aquella
escena.




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