Elliot

Elliot

– ¿Por qué lo haces?- pregunté sin rodeos.
– ¿Hacer qué? ¿Asesinar?- dijo Elliot con tono burlesco.
– Si, acabar con la vida de personas inocentes- no dejé de mirarlo fijamente-
– Acabar con vida de personas inocentes- se rió a carcajadas- que detective con poca experiencia me ha tocado.
– Elliot deja el personaje de lado y hablemos en serio- encendí un cigarrillo-
– ¡Oh el Señor detective quiere hablar en serio!- exclamó irónicamente-
– Elliot- dije dando un fuerte golpe de puño a la mesa – Tú me buscaste, tú te entregaste a la policía. ¿Dónde están los cuerpos de las víctimas?
– Oh es verdad, fui yo el que me entregué- se rascó la cabeza-  lo siento Ethan, uno a veces se olvida de lo que hace. ¿Sabes porque me entregué? Porque me aburrí de ir varios pasos delante de ustedes. Son tan ineptos, tan ineficientes que la verdad tuve que llegar a esto para que se me reconozca. Me llamaron el Señor Tenebroso, Hombre Sombra, Señor Espeluznante, todos pseudónimos que generan miedo en las personas. El mejor alimento de mi alma. ¿Sabes porque me gusta el miedo? Si supieras lo glorioso que es tener ese poder en tus manos, eres Dios y verdugo al mismo tiempo. Sus ruegos me excitan, incluso he llegado a masturbarme, recuérdame que al salir de aquí te muestre los vídeos. ¡Oh! Es verdad, lo olvidé, no volveré a tener libertad alguna. Bueno, será nuestra materia pendiente- me guiñó el ojo derecho-
– ¿Dónde están los cuerpos?
– Siempre tan directos ustedes los detectives. Ethan así no escuchas lo hermoso de mis historias.
– No hay nada hermoso en las muertes de mujeres y hombres inocentes.
– Entonces si no logras ver la belleza en esas muertes, te recomiendo que hagas terapia- liberó una carcajada- mí primera víctima fue un hombre llamado Robert, joven, estúpido. Era mi compañero de la universidad. Tan ególatra, soberbio y discriminador de mujeres obesas. Una vez a una le dijo que se alejara de él porqué sino haría jabón con su grasa. ¿Y tú me dices que es inocente? Una persona que genera un daño tóxico en la mente de una pobre mujer por tener algunos kilos de más. No, Ethan, no lo es.

Pobre Robert- dijo con ironía- lo invité a mi casa a tomar unos tragos, cuando se emborrachó y me confesó sus peores pecados, que no vienen al caso, luego de quedar inconsciente debido al exceso de alcohol consumido, lo llevé a la granja abandonada de mis abuelos. Allí lo até de pies y manos. Cuando se despertó gritó desaforadamente, recuerdo su voz como si hubiese sido ayer-sonrió-. Me pedía clemencia mientras yo afilaba mis cuchillos. Al ver que lo ignoraba, comenzó a rezar. ¿Qué irónico no? Un ser despreciable que le pide ayuda a su Dios. No mediamos palabras y comencé a descuartizarlo miembro por miembro, su sangre brotaba a borbotones. Antes de desmayarse le quité su ojo derecho con una cuchara. Fue maravilloso, tan hermoso…lo recuerdo y me imagino haciéndolo contigo.
– Eres un maldito enfermo- dije sin meditar las palabras-
– No lo soy, no tengo ninguna enfermedad mental, no escucho voces, no tengo doble personalidad ni soy psicópata…Pero según la sociedad no encajo en el estatus que se requiere para vivir en armonía con mis pares. No seamos hipócritas detective, Robert no merecía vivir. Robaba oxígeno a los que sí lo necesitan.
– Digamos, a ver si entiendo- dije con calma- que tú Elliot ¿vendrías a ser algo así como un justiciero encapuchado? ¿El protector de los desamparados?
Liberó una extensa carcajada -No Ethan, no lo soy. Aunque no me debe quedar mal el traje de Batman. Yo solo, por mis ganas de asesinar gente, preferí acabar con seres que no merecen haber nacido.
– ¿Y te crees con el poder absoluto de decidir quién muere y quién no?
– En su totalidad, es lo que ocurrió ¿no?
– Valerie Domínguez no merecía sufrir las barbaridades que seguramente le hiciste.
– ¡Oh Valerie!- exclamó con excitación- pobre latina, con sus rulos negros y su tez trigueña, llegó a nuestra ciudad con la idea de perfeccionarse en la actuación. No poseía ni un poco de talento, pero admiro su insistencia. Ella se acostó con cual productor de cine se le presentara. Tan así que le robó el lugar a Taiana, una mujer maravillosa, excelente actriz. Tenía el papel principal en la obra El Carrusel de los Sueños Perdidos. A Valerie no le interesó destruir la carrera de su competidora, no le alcanzó con ese acto deshonroso que incluso le pidió a su productor que no le permitiera trabajar en ninguna otra. La pobre e inocente Taiana intentó conseguir otros papeles y no lo logró, así es como se suicidó. Las drogas, el alcohol y su cinturón favorito fueron la combinación perfecta para su muerte anunciada ¿Y me hablas Ethan de personas inocentes?
– Si sabías eso, ¿porque no la denunciaste?
– ¿Denunciarla?- su rostro se transformó-
– Si, entregarla a las autoridades- dije luego de apagar el cigarrillo-
– Eres bueno, te subestimé pero me confundí- sonrió- Valerie merecía sufrir como lo hizo Taiana. Pero no me detuve ahí, acabé también con ese productor… ¿Cómo era su nombre? No lo recuerdo… Que mala memoria que tengo-se agarra la cabeza- No logro recordar a esa escoria…
– ¿Te refieres a Luke Evans?
– ¡Sí! le diste en la tecla. Ese maldito vio morir a Valerie y luego acabé con él. No te relato los detalles porque a todos los asesiné de la misma manera que a Robert. Solo que en el caso de esta pareja, los secuestré en su hogar mientras tenían sexo salvaje y aproveché a filmarlos, uno necesita una ayuda en las noches solitarias, ¿tú me entiendes no?- me sonrió-
– Entiendo- dije empatizando-
– ¡Tu no entiendes nada!- dijo enojado-
– ¿Porque lo dices?
– Porque solo buscas generar un vínculo para que yo te de toda la información que necesitas y ¿sabes qué? Ahora no lo haré. No sabrás nada- se cruzó de brazos-

Un silencio extenso generó tensión en la habitación de pocas dimensiones. Paredes blancas y vidrios negros.

De joven, más bien de niño, soñaba con enfrentarme a un asesino serial como Elliot, hoy en día me he dado cuenta de que mi deseo era una locura. Lo que uno al universo pide, de una forma u otra, el universo le concede. En mis jóvenes cuarenta años, solo me he encargado de casos sin relevancia, robos o accidentes automovilísticos pero un día mi capitán, Thomann, me encargó investigar a Elliot, alias Sr. Espeluznante, por la sagacidad de sus actos. Los cuerpos aún no fueron encontrados, pero Elliot se tomó el trabajo de enviarnos fotos con cartas escritas de puño y letra donde se atribuía los asesinatos y a la vez se reía de nuestra investigación. Se auto denominó el sucesor del Asesino del Zodíaco. Nunca pudimos rescatar ninguna prueba que diera con su paradero, todo fue fríamente calculado. En aproximadamente dos años de investigación, tuvimos diez sospechosos pero ninguno pudo ser culpado. La sociedad nos devoró con sus críticas y el descontento fue generalizado. Los jefes mayores temiendo que sus cabezas rodaran inculparon a John Deere Case, un ingeniero rural, que al no tener coartada y conocer a ciertas víctimas, fue juzgado y condenado apaciguando así el enojo de la ciudad. John murió en la cárcel asesinado por su compañero de celda, un caníbal condenado a cadena perpetua, los guardias no resguardaron la seguridad de John y acabó en tragedia, triste final para un hombre inocente. Ese suceso encendió el tema nuevamente, la gente estaba feliz hasta que se supo que Sr. Espeluznante atacó de nuevo, las manifestaciones seguidas de actos vandálicos, generaron en mis jefes un descontento que se veía reflejado en cada uno de los detectives. Un día le planteé a Thomann que debíamos hacer algo. Me insultó solo con la mirada, me gritó que más no se podía hacer. Lo calmé y le dije, siempre hay algo, solo debemos entender su accionar.

Un psicólogo amigo, Matthew, me dió un perfil certero, en pocas palabras, Sr. espeluznante es una persona ególatra que necesita atención, por esa razón escribía sus cartas, sus actos tenían que ser conocidos. A partir de ese perfil es que decidimos dejar de publicar sus crímenes, que no se hablara más de él. Fue una batalla extrema con los medios de comunicación, pero a su tiempo entendieron. Era la primicia o más víctimas. Y fue así que luego de un mes de ese plan, Elliot se presentó en la comisaría, vestido de manera formal, traje y corbata, un hombre  de estatura normal, rubio, ojos celeste, un tipo bastante ordinario, nadie pensaría que era un ser tan desquiciado.

Según Matthew, Elliot es sumamente inteligente, sutil, ordenado y certero. Me expresó que tuviera sumo cuidado si me enfrentaba a él, que no ingresara a sus juegos mentales. ¿Cómo no hacerlo? Tengo que entrar a las penumbras de su mente, para lograr encontrar los cuerpos…

– Solo bromeaba- rió y descruzó los brazos-
– ¿Vamos a seguir mucho tiempo con estos jueguitos?
– Eres realmente aburrido, no sé cómo Sofía se enamoró de ti.
– ¿Cómo sabes de ella?- elevé la voz-
– Uno sabe cosas, escucha lo que se habla.
– ¡Dime Elliot!- di un golpe a la mesa-
– Tranquilo Ethan, no le sucedió ni le sucederá nada, tus nervios me causan gracia. No me entregaría a la policía sin conocer al detective que me está investigando. Uno debe conocer el terreno antes de sembrar. ¿Sabes? Hay una parte de mí que te envidia…
– No me interesa – dije con desprecio-
– Está bien, es que Sofía es tan sensual. Si hubiera probado mi cuerpo, te dejaría sin dudarlo.
– ¡Deja de hablar de mi novia!- me levanté-
– ¡Al fin el león muestra sus garras!- rió- está bien, está bien, lo dejaré de hacer. Es que esta charla se volvió aburrida, me arrepiento de haber venido.
Respiré profundo, bajé mis pulsaciones y me mentalicé que pronto esto terminaría.
-¿Que sucedió con el cuerpo de Anthony Morato?
-El famoso Anthony, que ser tan despreciable- escupió al piso- no me tomé el tiempo suficiente para torturarlo.
-Era un simple almacenero, gran vecino y padre de familia- le enseñé una foto- ¿te parece Elliot que este anciano sea un ser despreciable?
-¡Por el amor de Dios Ethan! ¿Y tú te consideras un buen detective? ignorante como cada oficial de aquí, que decepción.  Te dije desde un primer momento que me he encargado de acabar con las escorias de esta sucia ciudad. ¿Sabes algo de lo que ocurría en su hogar?- negué con la cabeza – como suponía, tenías un concepto incorrecto de ese anciano. Era un golpeador abusivo de su pobre esposa y en las noches abusaba de su nieta de tan solo ocho años. Dime Ethan ¿cómo logras recuperar a esa niña de semejante daño? No me catalogues de maníaco por haber acabado con ese anciano pedófilo. Aún recuerdo sus gritos mientras le cercenaba el pene y se lo introducía en la boca. Le dije ” ¿te agrada que a la fuerza te hagan tener sexo oral? ¡A tu nieta tampoco le gustaba!”, luego le hice pequeños cortes en el cuerpo y deje que las ratas terminaran el trabajo, le tomó a esos bellos animalitos tres horas acabar con Anthony, cada minuto valió la pena. Cada maldito minuto.
-¿Y eso te convierte en mejor persona?
-¡Te dije que no me juzgues!- golpeó la mesa, largó un suspiro, sonrió y dijo- me deberían hacer un monumento, no muy grande pero algo por lo que se me recuerde.
-¿Y eso se debe a tu acto de buen samaritano?
-Ninguno de ustedes hizo absolutamente nada por esa pequeña alma, pedía a gritos ayuda, pero ” él era un buen vecino” y con eso ya se acabó toda la investigación. Me llevó un tiempo corto saber toda la verdad. Isabella, su esposa, llegó ensangrentada a realizar una denuncia y la enviaron de vuelta a su casa con una patrulla. Al día siguiente terminó internada con diez huesos rotos. ¿Y ustedes me catalogan a mí de loco? ¿De desquiciado? Tendrías que estar agradecido.
-Existe la justicia, no eres un Dios para decidir quién vive y quién no- dije mientras me encendía otro cigarrillo-
-Para Karen, la nieta, fui su salvador. Un maldito Juez es solo un anciano con un traje negro y un martillo que condena a los criminales, pero no recorre las escenas, no ve lo que yo vi, si hubiesen hablado con ese pequeña niña tendrían que haberlo condenado a una muerte tortuosa, yo solo les facilité el trabajo.  Estos degenerados no merecen una muerte sin sufrimiento. Merecen morir de la peor forma imaginable
-Hablemos de tu vida, tu familia…
-Interesante, buscas algún trauma de mi infancia que de un puntapié para entender porque me volví el Sr. Espeluznante- rió- mi familia era normal ¿sabes?, no pasé ni pobreza ni torturas ni nada por el estilo. Mi infancia fue maravillosa. ¿Sabes porque me volví tan certero? Toda mi vida estudié y me especialicé en diferentes áreas, desde que mi mejor amiga, Taiana decidió suicidarse.

Un intenso silencio se adueñó del momento…

-¿Sorprendido?- sonrió-
– Pero… Pero no hace mucho que ocurrió lo de Taiana, no más de tres años-
– Es bastante tiempo para planear y llevar a cabo una venganza. Cuando uno desea algo profundamente, de alguna forma u otra se cumple.
-¿Deseaste mucho vengarte?- apagué el cigarrillo-
-Cada maldita noche, Taiana no merecía acabar así, ahorcándose con su cinturón- por primera vez noté tristeza en sus ojos –
-¿Por eso Valerie y su amante merecían morir?
-¿Te resta alguna duda?
-Si Elliot, Taiana eligió morir, eligió su destino.
-¿Cómo me puedes decir eso? Te relaté todo lo que sucedió. Es culpa de esos malditos.
-No lo creo- dije con serenidad-
-¡Me tiene sin cuidado lo que tú creas!- su rostro se vio envuelto en una furia que no expresó en toda la entrevista-
-Podría haber buscado trabajo en otras ciudades, siempre hay otras opciones.
-Siempre hay otras opciones- dijo burlonamente- ella no tenía por qué dejar su vida solo porque una prostituta deseaba tomar su lugar. Entiendo tu jueguito mental de quererme hacer enfadar, pero lamento decirte que estoy muy seguro de que lo que hice fue lo correcto.
-Está bien Elliot, estoy cansado de escucharte, de todas maneras tenemos más que suficiente para condenarte de por vida.
-Si tú lo dices- rió.

-¿Algo más que desees decir?
– No que me interese, ya te conté las muertes más importantes. ¡Ah! Que tonto- se golpeó la frente- no te daré su nombre, pero asesiné a alguien cercano a ti el día de ayer.
– Dime a quien Elliot
– La verdad creo que la entrevista me dejó más cansado de lo que esperaba- lanzó un bostezo- quizás otro día lo haga.
-¡Dímelo! – Exclamé con furia-
-Lo sabrás a su momento, lo único que te puedo contar es que esta persona manejaba la droga de la ciudad, fue en gran parte artífice de muchas muertes y además fue quien le dio esa maldita sustancia química a Taiana, eran amantes. En vez de ayudarle, la perjudicó y ¿sabes por qué? Por no tener el valor de dejar a su esposa.
– No hablaras de…- me interrumpió.

-¡Shhh Ethan!- se colocó el dedo en la  boca- no lo digas, dejemos que otros se sorprendan.

De una forma u otra me sentía aliviado por suponer que uno de los que me generó daño estaba muerto.

-¿Lo ves Ethan? Hice mi obra de bien contigo también.
-¿Cómo lo supiste?
-Yo sé todo, ya te lo dije- se acomodó el cabello-
-Amas el poder de controlar todo, ¿verdad?
-Siempre- me quitó un cigarrillo de la etiqueta y lo encendió.

-Creo que ya es momento de despedirnos- cerré el expediente, me levanté y cuando pasaba a su lado dijo:

-Prometo, y yo siempre cumplo, que pronto sabrás donde encontrar los cuerpos.

Fue así como a una semana de ser trasladado a una cárcel de máxima seguridad me llegó un sobre con las coordenadas de esa famosa granja. El lugar de torturas estaba muy alejado de la ciudad, nos llevó una hora llegar hasta allí. Dentro del granero el escenario era escalofriante, sangre y viseras por doquier. En un sector había un espejo en el techo, justo debajo del mismo se encontraba una mesada, mi hipótesis, mientras torturaba a sus víctimas las hacía ver su propio desmembramiento. Intenté no pensar en el sufrimiento que deben haber pasado, el olor nauseabundo me descompuso. En las afueras había un cartel clavado en la tierra con la inscripción “Aquí encontrarán a las escorias”. Pasamos toda la noche con el equipo excavando, para la madrugada encontramos una fosa común con aproximadamente diez cuerpos. Pero faltaba el último, el más importante, recorrí toda la granja y  al final di con un ombú, en una de sus ramas colgaba el cuerpo de Thomann, lleno de agujas en sus brazos. Le faltaban los ojos, la lengua y su cuero cabelludo. Una escena tétrica, el sol asomaba mostrado cada detalle. Estuve a punto de vomitar, pero por dentro me sentía liberado. Thomann hizo de mi lo que quiso, siempre generando daño con sus palabras, me trataba de inútil e incluso ocasionó que terminara en coma luego de enviarme sin protección a la casa de un mafioso. Por ese acto, Sofía perdió el embarazo. Thomann más que nadie merecía morir. Y no siento culpa de sentirme feliz.

Mi celular suena, un número desconocido:
-Buen día detective
-¿Que deseas Elliot? – dije ofuscado-
-¿Siempre es tan irritable en las mañanas? Solo quería despedirme de usted. Pude observar que encontró mis obras de arte. No me agradezca por Thomann, ambos sabemos que él más que nadie merecía acabar de esa forma. Ahora me están esperando. Hasta la próxima- la llamada se terminó-

Volví a la escena a avisarle a mí colega de la muerte de Thomann y él con estupor me dijo:
-Elliot escapó, un grupo de cuatro hombres interceptó el vehículo en el que era trasladado y lo liberaron, afortunadamente no hubo víctimas fatales. Probablemente fue algo planificado por ese maldito- insultó al aire-
Yo por el contrario, sonreí, hasta la próxima Elliot, nos veremos pronto…




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