El cántico del ruiseñor
Justo en la punta del árbol más alto, un ruiseñor dejaba caer sus alas, de vez en tanto permitiendo que el viento las meciera con su tan nostálgica brisa.
En las veredas del bosque una joven de cabellos rojizos corría afligida mezclado el sonido que sus pies producían, con la melodiosa armonia proveniente del pico del ruiseñor. Otros pasos más fueron escuchados, estos irrumpian la magnífica sonata que el escenario brindaba, se trataba de pasos aún más presurosos y sobre todo, amedrentadores.
El corazón de la chica latía, rebotaba desbocado y furioso contra sus costillas, mezclando así el bombardeo feroz con las gotas que empezaban a desprenderse desde el cielo; mismo cielo que bramó furioso mientras regalaba destellos luminosos desde sus alturas.
Sus labios dejaron escapar un gemido lastimero y cargado de angustia, al mismo tiempo que otro estruendo se hacía presente y una motosierra emitía el primer arranque.
La lluvia intensificó su precipitación cubriendo empapando la tierra con capas y capas de agua por doquier, haciéndola resbaladiza yo provocando tambaleos por parte de la joven. Advirtiendo la caída inminente solo le restó colocar la manos al frente para tratar de frenarla, pero en contra de cualquier intento, el resultado fue el mismo y termino hundida en la inmundicia del suelo. Las huellas de sangre que pudiera portar fueron sustituidas por el lodo y la tierra, cubriendo de la misma manera las heridas en su cuerpo desnudo.
El ruiseñor intensificó su cantar en tanto con gracia y sutilidad se dejaba caer desde las alturas, abandonando la paz del cielo solo para acompañar el soneto de un escenario completamente adverso.
Un arranque más fue propiciado por la motosierra y fue la señal de la chica para desprender las lágrimas rendidas desde sus ojos.
Una carcajada carente de empatía retumbo en el eco del bosque. El cielo lloro con la chica esa noche y mientras lo hacía la punta del arma letal separó la cabeza de su cuerpo.
Un solo grito fue escuchado y con eso el cántico del ruiseñor finalizó.