No dejar cosas
No sabía que no debía hacerlo. Ya era muy tarde. Desapareció y, con él, las cosas que ahí había dejado, en un estúpido error que no puedo corregir. Ahora sólo me queda lamentarme, porque nadie me dijo a tiempo que jamás debía dejar cosas, bajar la guardia de esa manera tan tonta con las cosas que tanto he amado.