Los susurros del pájaro
Un pájaro se posó en mi cabeza
susurrándome cosas familiares
mientras escucho su música
que atora lágrimas en mi garganta
deseando un lindo amanecer
en un lugar de sollozos y penurias
cubierta de mugre y miles de derrotas.
Refresco mi memoria
con aquellas momentos de tristezas
y lloro opacada
por el sonido del silencio
dentro de esta casa
y de este pecho carente de sentimientos.
El pájaro me repite la melancolía
con mis oídos ensanchándose
para escuchar lo que sé,
“Eres buena para nada,
no aportas en nada,
eres tóxica para todos,
no ves amigos en todos,
eres culpable de tu fracaso,
de las desgracias eternas,
de tu alma rota
y tus ilusiones rotas”.
Y el pájaro batió sus alas.