“Amén”

“Amén”

“Amén”

También he sido un fantasma errante y dibujante de siluetas invisibles en las calles
que va dando apologías silenciosas bajo los candiles nocturnos de la ciudad. Te he deletreado sobre mis pisadas vagantes, disimulando mi escritura y versificando las aceras para que me leas de vez en cuando, por si acaso.

Habrás de entender perfectamente la redacción de mis pisadas cuando te lleven a ti por escrito. Y las calles mismas se han de estrujar al recibirte y hablarán a tu oído diciendo:

-¡Algo has dejado roto!
-¡Hay un café pendiente!
-¡Un encuentro!
-¡Un tiempo muerto!
-¡Una voz tirada al viento!
-¡Un “te amo”!
-¡Una memoria entrañable!

El cielo caerá sobre tu rostro y tu rostro humedecera y la humedad en tu rostro saciará mi sediento deseo de ti. Y recibiré el estruendoso grito de compañía que me envían los suelos y los muros en los que te hice poesía cada vez que te eché de menos y que cuando te recitan me dicen con fuerza:

-Te has enamorado!

Supongo que puedo aseverar un poco sobre tu pensamiento y extrañarte otro poco más. O dejarte escrita sobre los pavimentos hasta que el persistente tiempo haga su jugada y desvanezca lo escrito.

Creo que decore bien las calles con un poco de ti. Y algún día, cuando las bombas caigan y se derrumben todas las ciudades, tal vez se levante de entre los escombros algún verso tuyo.

E. L. V.




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