Madrigal
Ante la muerte
Melancolía póstuma…se bienvenida
qué triste la ausencia que nos ha
encontrado
eh aquí el espesor de mis plegarias,
bastas brizas de incomprensibles ayeres:
¿Eres tú, la que ayer me envolvía
de su fragante aroma con sus brazos?
pues bien… ahora destilo sobre nuestra
lapida
una carta que ha de sellar la despedida
Y aun tiemblan en mis manos
la tinta con la que escribo,
como si fuese el ayer de nuestros ojos
los que abren y remarcan
nuestro vestigio corazón ya roto.
Recuerda esas noches de desvelo
el lóbrego balcón de nuestra morada,
mirando el inalcanzable horizonte
recargando el corazón
en la cansada fatiga de nuestros cuerpos
cómo olvidar… aquellas madrugadas
las estrellas reflejadas en tus ojos
con esa luna que nos llenaba
de su blanco esplendor
aquel tiempo duradero
que ahora ya es partido
Te ame… es cierto
y al decirlo con voz lejana
mueren los mustios pétalos de las dalias
nacidas de mi corazón
y se envejece la lozanía de mis prados
por lo corta que fue nuestra llama
y lo largo que fue el diluvio que la
apago
y aun, cuando para volver, “es
tarde”
mi amor, que en dicha fue un sueño
deslumbrante
se levanta en ultratumba
y rondando en los últimos suspiros
dentro de mis latidos dijera:
“eh muerto en vida”