Cuando el amor llama a tu puerta
Después de todo sigo creyendo en ti.
Sigo buscándote sin encontrarte, sueño con el día en el que llegues de repente, sin avisar, desmontando aun más mi vida, poniéndola patas arriba, encajando en este rompecabezas.
Me has hecho soñar, creer en imposibles, incluso una noche rocé el cielo y me precipité a un acantilado, pero sigo viva, por que tu no matas, y creo en ti, amor.
Creo en las almas gemelas, en los amores de antaño, en las locuras movidas por la pasión de unos ojos, en los atardeceres rompiendo el tiempo, uniendo dos almas.
Tengo la certeza de que quien espera desespera, y voy a dejar de hacerlo, tan solo estaré preparada por si vienes a arrasar mis días, pero esta vez que no sea en vano, ya no quedan lágrimas, se las llevó quien no las merecía, junto con alguna sonrisa a medias.
He aprendido a bailar entre lágrimas, los golpes me hicieron más fuerte y las noches de insomnio me ayudaron a soñar despierta, buscando razones para hacer cobrar vida a cada ilusión. De ilusión se vive pero solo en sueños, la vida es mucho más que tumbarte a mirar como corren las nubes, igual que los días. Por eso yo hoy quiero volar libre, sabiendo que un día vendrás a mí, y le darás sentido a todo aquello que un día me lo quitó, a todo lo que esos años me hizo vivir de rodillas, suplicando abrazos, mendigando te quieros.
Hoy quiero ser yo, y que tú lo seas conmigo.
Te espero amor, aquí, más allá de donde alcanzan los sueños.