Desde dentro
Mátame mil veces y devórame los huesos, métete dentro y quédate quieto, deja que te sienta de nuevo como si estuvieses hecho de silencio, como si solo existiera el instante en el que estás.
Arráncame la ropa y haz humo la vergüenza, juega con mi cabello y átalo a tus manos, deja descubierto mi pecho, y sumérgete en mis miedos.
Tócame como si la piel no existiera, paséate por mi dolor, huele mi sangre que hierbe con la tuya, y desátame.
Desátame de los prejuicios y besa mi nariz, mírame a los ojos mientras me escapo, de la noche que termina de las promesas rotas y de los espacios que nunca existieron. Déjame cabalgar mis dudas en ti, olvidarme a que huele la mañana, hacer eterna la noche, esta noche, para no borrarte nunca, para que mi alma siga gritando, y lo poco, se haga único.