Dulce tortura

Hay momentos que prefieres guardar tus problemas para ti misma, ya que ocasionalmente tocas el tema con una persona sientes que lo fastidias con el mismo tema, una y otra vez, aunque esa persona simplemente te escucha atentamente y te da ciertos consejos al respecto.

Ahí es cuando tu agobio llega al máximo, no sabes qué hacer, qué decir y con quién hacerlo. Te encierras en ese universo donde todo es gris y sin sentido alguno, donde te gritan una y otra vez lo terrible que puedes ser y realmente eres; todo aquello negativo de ti mismo que a veces ni creías que estaba en ti, sale a la luz para perturbarte aún más. 

Esa dulce tortura y gratificante, que a su vez odias; no desea que continúes viviendo, quiere y te grita que te mates de una vez, ya que no sirves de nada y no hay propósito para ti; simplemente vives por vivir.

Las lágrimas recorren tus mejillas por décima vez en el día sin razón alguna, al menos no la sabes. Intentas sacar fuerza de donde no la tienes, sin embargo tu cabeza y los sentimientos que te hacen sentir una mierda se apodera de ella como si fuese suya; la felicidad de otros te causa tanta rabia y celos, por no tenerla y desearla como nunca pero es imposible para ti, gracias a la inestabilidad presente en ti.

Desesperadamente buscas una solución para salir de todo ello, la única que encuentras favorable y disponible, es la ansiosa y esperada muerte para tus pensamientos, esa que te da tanto miedo, sin embargo ya esta vez no le temes porque nada es importante ahora. 

La solución errónea y fácil se encuentra en tus manos y solo hay un paso para que esos pequeños círculos blancos hagan de la suyas…