Luz, el fin de las batallas
Llegar al vértice de la luz
escalando las nubes con los dedos
la luna dibujada en las entrañas
y alcanzado lo impalpable del silencio.
Allí donde la luz abre las pausas
en que habitan el cielo y el infierno
en esa solidez que huele a vida
y en esa languidez que sabe a beso.
Volcanes de agua y miel estremecidos
endulzaron las almas y los pueblos.
Esencias encendidas que aniquilan
a los eternos duendes de lo negro.
Entrechocar de heridas que ya brindan
por el fin de las batallas que ayer fueron.
Proyectos de ternura bien colmada
burlan los sueños muertos
pintando de alegría inesperada
las pasarelas negras que cruzaste
cuando tu amanecer no tuvo miedo.
María José Maestre
5 noviembre 2014