Mi poesía es describirte.
Conmigo sus cejas no conocían el ceño ni sus labios un ondeado triste, la escala de separación de sus ojos con su forma prominente y asimétrica, el compás de sus caderas, el grosor de sus muslos y su forma de caminar crean una atracción irresistible en mi mirar.
Sus manos versátiles y finas con un movimiento a gusto de observar mientras hace lo que le gusta que es laborar, el instante que cruzas tus piernas a la hora de usar el teléfono o el momento de estrés que crea un aura salvaje en tu mirada.
La forma delicada la cual sujetas el alimento para llevártelo a la boca y tú lento e adecuado masticar. Tus ojos no circunferenciales y tu espalda que indica un un paso a tu espalda baja.
El entre-cierre de tus ojos que poseen el mismo color del café que amas y la exposición de tus dientes acompañado de las lineas expresivas de tús mejillas a la hora de reírte, la expresión de alegría al abrazar a tu hijo y la servicial manera que atiendes a tu familia.
El buen sentido del humor que manejas pero los malos chistes que posees, tus malos ratos en el pasado de lo que creías un amor fortuito.
Tus pensamientos totalmente subjetivos en cualquier tema, el realismo duro y obsesión en el futuro. La falta de confianza al recibir un halago, el color de tu sonrojo y el movimiento de tus ojos, el olor característico que emanas, el sonido de tu voz y el sentir y sabor de tu piel.
¿Y como terminar sin asustarte y sonar como un psicópata, ansioso y obsesionado? ¿Cómo decirte de buena manera que te veo, huelo, escucho, te siento y saboreo en mi paladar? ¿Como no dejar en exhibición que estás grabada en mis sentidos y mis instintos? ¿Cómo no terminar esto con un…?
Te quiero.