Olavarría del tembladeral
Busqué algo perfecto, algo que se
ubicara entre ojo y ojo;
algo añejo de aire joven, como para
fotografiarlo.
No pertenecía a esos pálpitos,
a esas miradas –esas
plenas y alejanadas sensaciones de cielo-
como sangre.
Lo vi, con sigilo; ese lento
recorrido injustificable de hacer de la belleza algo propio
como suspiro.
Lo vi, solamente. Insaciable de la
misa india.
Me acerco
soy océano de gente para
escrutar detrás de esos negros redondos algún rastro de poeta.
Tiemblo como triste yugular en esas
dulces cuerdas de rock tal vez sabiendo que su último grito surca un bravo
pájaro. Y no quiero ser amo de mis sentidos esta noche.
Amigo fantasma de abrazo solitario
pon: en mi cuerda la nota fiel, esa nota fiel
y
que no sueñe.
Vomito la oscuridad de la arena
inquieta de la soledad para que no sea el ángel que juegue sin tu voz.