Siete
Siete son los lunares que duermen en tu espalda,
mientras unos labios ansiosos
buscan recordarles que tienen compañía
y va a ser
para el resto de sus días.
Las yemas de mis dedos
siguen el compás de tus latidos,
y juro
que nunca antes
había tenido ritmo.
Dedicaría mi vida a mirarte a los ojos
y a ahuyentar a los miedos
que se ocultan
tras tu oído izquierdo.
Soy incapaz de describir el estado de mi piel
tras un camino de tus besos,
a la vez que mis suspiros
cada vez que oigo un te quiero .
Obsérvame
cada vez que se asoma una sonrisa entre tus labios,
mi boca decide imitar el gesto,
y mis manos se mueven ansiosas
envidiosas
por no ser las que pueden robarte un beso.
Quédate entre los hilos de mi mente
y agárrame la mano,
pero no la sueltes,
que yo prometo gritarte que te quiero
cada vez
que estés a punto de romperte.