“Una Historia”

“Una Historia”

“Caminas por el
campo, un terreno de cultivo yermo y lleno de hierbas y pastizales secos se
abre frente a ti. Caminas con el viento desgarrando tu ropa y cabello de forma
salvaje mientras entrecierras los ojos para protegerlos del polvo y las ramitas
que se levantan. Caminas tambaleándote. En el cielo las nubes de tormenta se
ciernen grises e imponentes sobre el mundo amenazando con desbordarse y llenar
con sus lagrimas la tierra seca y muerta. Caminas para encontrarte con el tocón
de un viejo aliso negro caído, observas su rojiza y sangrienta madera. Caminas,
pasas de largo sin prestar atención al antiguo coloso que otrora se erguía
orgulloso intentando alcanzar el cielo, ese cielo gris que amenaza con
aplastarte. Caminas hasta llegar a casa, ese lugar atemporal al que siempre
vuelves para sentirte aislado del mundo sin importar que las nubes también
cuelguen burlonamente sobre el techo de ese pequeño refugio, de ese
“último bastión” en el que luchar con el demonio interno del hombre.

Estás solo, tumbado
sobre la cama, viendo un cielo raso blanco que en momentos parece reflejar el
interior de tu mente y de tus sentimientos hacia el viejo aliso negro caído.

Yo recuerdo ese
viejo aliso. Recuerdo el día en que lo vi por primera vez cuando era solo un
niño y las nubes grises cubrían el cielo mientras el viento desgarraba mi ropa
con ferocidad, como si quisiera arrastrarme lejos de aquel titan que apenas se
sacudía con violencia sin caer ni rasgarse. Recuerdo la textura rugosa de su
corteza y la sensación de atemporalidad que aparentaba, como si hubiera estado
allí desde el inicio del tiempo y fuera a estar allí hasta el final del mismo.
Recuerdo volver a ese árbol cada vez que el cielo se tornaba gris y las
tormentas azotaban los cristales de las casas con gotas del tamaño de
guijarros. Recuerdo el día en que finalmente cedió a la fuerza del viento y el
enorme tronco cayó de lado sobre la tierra polvorienta y yerma.

Ahora el viejo aliso
no está más y me pregunto si tú también acudirás a tu propio árbol cuando el
cielo desee aplastarte”

 

Hace mucho mi abuelo
me conto esa historia y yo jamás encontré el significado, incluso llegué a
pensar que la edad lo había vuelto un poco atolondrado, pero ahora, parado
frente a su ataúd, finalmente creo haber entendido el significado de esa única
charla con él.




  • 0 Comentarios

    Dejar una respuesta

    Contacto

    info@scriboeditorial.com
    666 47 92 74

    Envío
    o de las

    Inicia Sesión

    o    

    ¿Ha olvidado sus datos?