Bleu
El despertador sonó marcando las nueve y treinta minutos de la mañana, hacía aproximadamente cinco minutos desde que estaba despierta pero gracias al toque frío que una mañana de otoño agregaba al día quedarse bajo las sábanas era una excelente idea.
Se incorporó en la cama, pero al segundo un fuerte dolor invadió su cabeza, durando tan solo un instante.
Fijó su mirada en el calendario colgado en la puerta de su habitación, específicamente dónde había una fecha marcada.
31 de octubre.
De pronto su estómago se contrajo en nervios, ese día nunca pintaba nada bueno. Se levantó sin ganas, dirigiendo sus pasos hacia la ventana dónde el sol entraba e iluminaba todo en aquella habitación.
Afuera las personas iban y venían, las casas que observaba desde allí ostentaban ya sus decoraciones para Halloween, incluso los niños ya lucian sus trajes, todos reian, por que ese día saldrian en busca de dulces, ella alguna vez lo hizo pero eso ya solo era un viejo recuerdo, guardado en el baúl del olvido.
La puerta se abrió revelando a una pareja, con un pastel en mano, y una vela encendida en el centro de este, sonrió con esfuerzo pero aún así lo logró.
–¡Feliz cumpleaños para ti, estrellita!–cantaban ambos a la vez mientras se acercaban a la chica.
Apago la vela, como era de esperarse. El hombre fue el primero en envolverla en un abrazo y besar su coronilla, luego la mujer.
Minutos después la chica se encontraba nuevamente sola, pensando en lo que haría. Tenía la horrible sensación que ese día sería el día, él vendría a por ella, lo presentía. Aunque tratara de negarse, él tarde o temprano la iba a encontrar.
***
El día había pasado en un cerrar de ojos, ahora estaba en un auto hacía una fiesta dónde ella era la invitada principal, aún seguía con el estomago hecho un nudo.
La noche ya había llegado. Conforme avanzaba hacia su destino más aumentaba su miedo.
Las luces de la feria de otoño, llamo su atención, distrayendola de sus sombrío pensamientos, todo el pueblo estaba reunido allí, las decoraciones se veían estupenda pero a la vez tan sombras, típico de esa fecha.
En la puerta principal que daba a la autopista por donde iba, estaba él parado mirando a esa chica de ojos azules.
****
Estaban a metros de su destino, cuando el auto freno de pronto, en medio de la carretera, frente a una figura, atrayente pero escalofriante en toda su esencia.
La mujer se giró hacia la chica con el terror impregnado en sus ojos, mientras lagrimas amenazaban por ser soltadas, sus labios se despegaron, con voz temblorosa le hablo.
***
”
–Bleu, corre, corre” le dijo, y eso había hecho.
Sus pies descalzos ardian de tanto andar, los rasguños en sus piernas dolian. Temblaba a causa del frío que la noche proporcionaba, una bonita noche tan azul y estrellada pero tan dolorosa.
Sus sentidos estaban alertas, sus manos temblaban, el respirar se le hacia cada vez más difícil, su corazon latía freneticamente, lágrimas empañaban los bellos ojos color azul marino de la pequeña morena, sus labios rosas ya no eran de su color, sino morado.
Se fijó en el vestido azul, que su madre había confesionado para ella, para esa noche, eran tan hermoso como perfecto, ahora manchado y arruinado.
Se había sentido como una verdadera princesa.
En un principio había protestado por el color del vestido pero su madre le terminó convenciendo, diciendo: “-Mi pequeña estrellita azul, ese color resalta tus hermosos ojos, además es el color del mar”
Le gustaba el mar, desde dónde estaba se podía oír perfectamente las olas rompiendo contra las rocas.
Sollozo de dolor.
Sus pasos se oian, cerca, tan tranquilos, avanzando sin prisa alguna. Su voz tan rasposa, ronca, tan seductora como tenebrosa susurraba su nombre.
–Bleu…
Si la atrapaba todo acabaría, no iba a permitir que él la alcanzara. Comenzó a correr nuevamente hasta qué se topó con el barranco y el mar, en el momento en qué él le dio alcance.
–Bleu…–Susurró.
Se giró, le dedicó una sonrisa la mejor qué tenía, cerro sus ojos y se dejó ir”