ERAN LAS 4:26 PM
Quedé dormido después de comer…
La Raíza se me hizo larga, venia cavilando; no pude continuar leyendo “Vagabundos y otros relatos” de Eduardo. El ajetreo laboral y la carretera, ¡que cansancio!
En casa apenas saludé cuando entré, coloqué el libro y el facturero sobre el escritorio, el hambre hacia mella. Tras unos aletazos de la mujer, la comida estaba servida y una vez devorada por mí, me recosté, eran las 4:26 pm. Soñé a mis padres discurriendo, exponiéndome un mensaje, él estuvo grave hace rato; ella cumple trece años de muerta y yo me despierto sobresaltado buscando en la noche la respuesta.