poesía o la libre decisión de no callar.
Abril 13, 9:03 p.m.
Los días ahora de encierro vienen extraños, es difícil llamarlos días. Perecen solo tiempo de noche y sol y en ninguna circunstancia justifican mi desastre, no puedo echarle la culpa a esto; estuve encerrado en mi desde antes y ahora lo sé, y es costoso, y no tengo para pagar lo que cuesta recuperar mi vida, la que alguien quiso para mí y no tome, aunque no estuvo en mis manos sé, que las cosas estuvieron programadas como un show premeditado que divierte a… será Dios, quien lo diría sí su presencia es injustificada y recostar mis consecuencias resulta más estúpido que autentico, es igual que sentarse al borde del acantilado con tal miedo que paraliza el deseo de saltar; justificarlo con base a que Dios no me dio valor para arrojarme. Esto me resulta difícil, no sé cómo vivir y menos como morir, lo único que sé es existir, y por poco y no lo notan, siento frío, pero temo cobijarme.