“Cerrado por vacaciones”
Todas las mañanas desayunábamos en la misma cafetería. No
sabíamos nuestros nombres, ni siquiera habíamos intercambiado nuestros
teléfonos, simplemente coincidíamos allí desde hacía meses. Charlábamos y
reíamos juntos. Ella era perfecta: adoraba su sonrisa, su forma de ladear la
cabeza cuando escuchaba atentamente…Y allí estaba yo, estupefacto, leyendo el
cartel que habían colgado en la puerta.