Chúpate esa.

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Chúpate esa.

Nunca he tenido un problema real con mi cuerpo. Lo juro. Porque parece que soy un optimista incurable que piensa que todo es de rosa, o peor aún, que me quiero a mi misma.

No, sencillamente nunca me he considerado gorda, ni siquiera rellenita.

En mi familia todas somos culonas, tetonas y con unos muslos que podrían partirte la tráquea.

Siempre ha sido así y nunca nadie ha tenido problemas con ellos. Veo a mis tías recibir amor de sus maridos sin importar la talla de su pantalón.

Y a mí no me importa estrujarme contra la barriga de mis tíos llena de felicidad.

Por eso la percepción de mi cuerpo siempre había sido muy saludable. Quiero decir, no tenía problemas de salud y me encantaba llevar la barriguita al aire como una animadora.

Pero al parecer la sociedad si que tiene un problema con migo.

Es realmente triste que mis compañeras de gimnasia rítmica se rieran de mi por mis muslos grades, llegando incluso a romperme las medias y fingir que lo había hecho yo con mis grandes piernas. Cuando lo que me hacia realmente buena en ese deporte eran mis grandes piernas.

También es muy triste que no quiera llevar escote porque los chicos me miran fijamente y creen que es lo lógico porque yo me pongo escotes exactamente para eso.

Pues claro.

Yo quiero enseñar mis tetas sutilmente. No tiene nada que ver el hecho de que me vea guapa o que tenga calor. Ni tampoco que no haya ninguna camiseta de tirantas que me quede decente.

Oh no…solo quiero enseñar mis tetas, asique mira, mira a gusto.

A partir de ahí comencé a crear el complejo de que estaba gorda. Muy gorda. Horrorosa.

Odiaba ponerme vestidos, bikinis o cualquier cosa que enseñara mi cuerpo.

Pero el horror verdadero vino cuando fui al médico con un dolor terrible en las rodillas y la solución del especialista fue muy simple: “Tienes que perder peso”

Años más tarde descubrieron que carezco de cartílago por lo que aunque pesara 20 kilos me seguirían doliendo las rodillas.

Así que sí. A mis 14 años con 60 kilos estaba más acomplejada que una chica de 20 con 65 kilos.

No creo que sea justo que una niña cambie la forma en la que se ve solo porque la sociedad la vea de una forma horrible.

No creo que esté gorda, nunca lo he creído. Pero la gente, el entorno, la televisión, las revistas y en general, todo, me decían lo contrario.

Joder!

¿Qué coño le pasa a la gente?

Si me gusta cómo se ven mis piernas grandes tú no tienes porque decirme lo contrario porque, querida, a mi no me gusta tu personalidad, y creo que eso es peor.

Dietas, capas y mas capas de ropa, nada de vestidos y por supuesto la piscina ni acercarme fue lo que me consiguió la sociedad.

A día de hoy ya me he dado cuenta que lo que está mal no es mi cuerpo sino los demás.

En su día me llamaron con número oculto para decirme simplemente “Gorda” y me puse a llorar.

Hoy en día me reiría de esa palabra porque no es un insulto.

Tú crees que ser gorda es feo. Yo creo que llevar el mismo pantalón de chandal durante tres días seguidos es asqueroso. Ambos hemos expuestos nuestros puntos pero la diferencia es que yo valoro mas lo que me dices por encima de lo que veo.

Porque si pesas 130 kilos te daré un abrazo si te portas bien conmigo. Y porque si pesas 50 kilos te comeré a besos si me haces reír como una loca.

Gorda no tiene que ser un insulto y flaca no siempre es un alago.

Mi cuerpo es solo lo que ves, lo que importa es lo que te digo. Lo que te hago sentir y sobre todo si te caigo mal o no.

Pero los extremos son malos.

Depende de con quién te topes o idolatra que se te marquen las clavículas o te suelta lo de “las mujeres de verdad tiene curvas”

El hecho de que identifiques a una “mujer de verdad” por su cuerpo lo que te hace es un retrogrado machista falto de miras.

Tanto si tienes obesidad mórbida como si tienes anorexia, no está condicionado con tu sexo.

También hay hombres obesos y flacos. Y nadie dice que sean menos hombres por tener barriguita.

Pues eso.

Estoy gorda. Y lo digo como una característica.

Mujer. Blanca. Ojos marrones. Pelo castaño. Gorda.

¿Y qué?

No me ofende. La sociedad ha decidido que yo encajo ahí igual que no encajo con las rubias.

Pero soy consciente de que al igual que tener los ojos marrones no me hacen mas fea, ser gorda no me hace peor persona.

Asique: Sociedad, chúpate esa!!!!




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