De lo profundo e indescifrable
Hay cosas tan profundas que no se pueden descifrar:
el latido de una rosa cuando se empieza a apagar,
lo que nos dicen las ninfas sin siquiera elevar la voz,
el susurro de un amante cuando pierde el corazón.
Las caricias a oscuras y los besos olvidados,
son tesoros más grandes que el dinero malgastado,
hay más sentido en ellos cuando se está enamorado
y más dolor en el pecho si nos faltan por un rato.
El mar y su inmensidad, el viento y su desventura,
las historias que nacieron felices bajo la luna
aferradas muchas veces a una oración poderosa
que algún creyente eleva en tempestades desastrosas.
La risa de los niños al jugar en el parque
que candorosas se cuelan entre los árboles grandes,
confundiendo los sonidos de brisa y felicidad,
componiendo una melodía que no puede terminar.
Hay tantas cosas profundas que no se pueden descifrar,
se hicieron para contemplarse, admirarse nada más,
para desnudar nuestra alma ante su belleza etérea
y apagar el cerebro para sentir de verdad.