El Protagonista
Sentado frente al capitolio, me muerdo las uñas hasta volverlas cuero. Estoy esperando ese algo que cambie mi vida en un vuelco épico de sucesos. Un drama, una tragedia… me da igual. No me importa si es un platillo volador aterrizando o los números de la lotería anunciándome el éxito. Mierda, ya está comenzando a pegar el sol. Maldita isla infernal. Siempre hay un sol que pica y se me adihere la tela sintética a la carne. No sé si podré resistir demasiado tiempo esperando el suceso en este banco. Pero este es mi escenario, debería quedarme. Tal vez debería prestar más atención a las chicas que pasan y acelerar el proceso; tal vez estoy en una comedia romántica o en un melodrama. Joder, ¿cómo es que todas están buenas?. Es que podría ser cualquier y por mí bien. Pero no, no se puede ser superficial en estos géneros. Además, nunca he podido soportar a las mujeres vacías, no tengo suficiente relleno para nadie. Imposible. Esto no va de un romance. Además tengo mal aliento. Ningún galán que yo sepa tiene mal aliento. Bueno, puedo fingir que leo. A las chicas le gustan los hombres ‘’bohemios’’ que leen. Buenísimo, no se me ocurrió cargar con un libro menos agresivo. ‘’Los medios de comunicación y el control de las masas en América Latina’’, la elección de la chica será ideológica y no romántica. Y de paso que título larguísimo. ¿Y qué es eso de denunciar la manipulación de la gente usando un término como ‘’masa’’?, ¿qué es más naturalmente manipulable y moldeable que una masa?. Ahuyentaré a toda posible co-protagonista de mi historia. Igual estoy comenzando a lucir como un pervertido sentado aquí por tanto tiempo sin hacer más que mirar a mi alrededor. De hecho, ya hay un policía mirándome. Debería simplemente abrir el libro. Definitivamente está mirándome. Dios, tengo el impulso de sonreír cuando alguien está mirándome, ¿me lo habrá incrustado mi madre en la crianza?. Pero no, a ellos no se les puede sonreír. No les gusta que le sonrían así no más. Les hace perder sus superpoderes de persona-superior-a-mí. Bien, voy a concentrarme en el texto.
Muy tarde, viene hacia mí.
-Buenas tardes, señor – dice con seriedad
-Buenas tardes, oficial
-¿Qué está haciendo aquí sentado? Hace más de una hora lo estoy viendo acá sin hacer nada, ¿espera a alguien?
-No, sólo estoy leyendo. Mire compañero, un libro fascinante. Sobre el control de las masas.
-¿Se siente ud controlado?
-Constantemente, compañero.
-¿Y qué le hace sentir controlado?
-Realmente no lo sé, mire, tal vez es cosa mía.
-Sí, es cosa suya. Dios nos dio libre albedrío. ¿Cómo se llama, señor?
-Julián Rodríguez.
-Muy bien Rodríguez, necesito se vaya ud de aquí.
-Pero, ¿por qué?
-Otro día viene y le cuento. Ahora necesito que por favor se vaya.
-Pero no lo entiende, soy el protagonista de esta historia y le aseguro que un suceso fundamental está por sucederme.
-Lo siento amigo, tiene más de una hora aquí y me temo que está ud comenzando a aburrir a los espectadores. No me haga reportarlo y retírese.
-No lo entiende, oficial. Mire, yo neces…
-Señor, por última vez, retírese.
-Bien, ¿y a dónde voy?
-Ese no es mi problema.
-No lo entiende, ¡es muy importante que permanezca aquí! ¡por favor!
-Retírese ahora o lo reportaré.
-Se lo ruego, por favor. ¡Le juro que algo está a punto de cambiar mi vida, por favor!
-No, su historia terminó.