LA FLORECITA Y EL TORERITO
Cuando cae la noche una bella flor renace en el patio de la casa de un torero, ahí yace el amor de su infancia.
Cuentan en el pueblo que cuando el torero era un pequeñuelo, estaba enamorado de la niña más linda del pueblo, a ella no la dejaban salir de su casa, a través de un gran portón que tenía su casa, los niños la veían a través de su rendija, veían a su madre que le peinaba su larga cabellera de color negro y le hacia un par de crinejas que terminaban con un lacito rosado, se veía sentada en una mecedora de madera, triste y con lagrimas en sus ojos, ya que su adorada madre no la dejaba salir a jugar con sus amiguitos, pues aunque no los veía, ni jugaba con ellos, ella soñaba que eran sus amiguitos y que jugaban alrededor de la fuente de la placita del pueblo, a que eran toreros.
Sin que su mamá se diera cuenta, ella miraba de reojo hacia el portón de su casa y veía como unos ojitos radiantes y picaros, brillaban en ese portón y su tristeza desaparecía de su rostro, pues se imaginaba jugando con ellos. Al paso del tiempo, la niña y los niños crecieron y a ella se la llevaron a la ciudad para que estudiara una carrera y se olvidará de sus amiguitos. Esta casa le colocaron un gran letrero que decía “EN VENTA”, pero algo curioso tenía esa casa, en su patio abandonado, había una florecita que crecía cuando caía la noche.
Este niño se convirtió en un torero de renombre, y al ver que la casa que aún estaba en venta, la compro y en las noches veía en el patio, como una flor crecía y pareciera que le hablaba.
Pues cuenta la leyenda que la niña murió de tristeza y que su madre la enterró en el patio de su casa, es por eso, que en las noches tristes, en el jardín de la casa renace una linda flor en señal de la amistad y el amor que se tenían el Torerito y la Florecita.