Mi maestro Don Vicente
Cuando doy charlas sobre educación suelo contar esta historia:
Siendo niña, alrededor de unos seis años, tenía grandes deseos de abrir a un animal en canal para ver lo que tenía dentro. Sin embargo, había una parte de mí que me decía que eso no era adecuado, pero no estaba segura así que un día decidí preguntárselo al profesor de Ciencias Naturales. Era un hombre de mediana edad, muy afable, al que escuchaba siempre con atención, así que creí que era el adecuado. Cuando se lo dije se quedó un momento callado y entonces me contestó poniendo su mano sobre mi hombro: “¿Sabes? creo que serías una gran veterinaria. Eso es lo que hacen, son como los médicos de los animales. Cuando están enfermos los abren para ver qué les pasa y los curan” Agradecí sus palabras, me hizo sentir bien. Con el tiempo decidí que sería más interesante estudiar medicina y así lo hice. Nunca olvidaré a aquel profesor, como supo reorientar mi sadismo hacia algo bueno. Así que ahora soy una gran cirujana y, de vez en cuando, doy charlas sobre educación.