Tarde
Caminaba entre rocas.
Paso a paso me acerco ante el fin de aquel precipicio.
Era una tarde noche gris
de plomo, densa, muda, sin dolor.
El telón nuboso se aparta
dejando a la mar quieta.
Las olas enmudecen.
Surgen salpicando el inmenso teatro
con un solo actor.
Y allá a lo lejos
allá sentado, frente al circo de vida petrea
estás tu.
Me acerco y tropiezo.
Mis pies con llagas no aciertan a caminar derecho.
Tu no miras.
No sonríes.
No levantas los ojos
que son tu ser.
Tu miras al mar.
Miras hacia adentro.
Como si no vieras nada.
Porque no hay nada que ver.
La estatua quedó sellada frente al mar.
Era gris como tus ojos.
Medusa te embrujó.
Y allí me siento, sin vida.
A tus espaldas.
La tarde cae.