Un Dios egoísta
Existió en un lugar muy lejano un Dios y su esposa que vivía con sus dos hijos. Uno de ellos era de un carácter jovial y muy juguetón, el otro era más serio y responsable. Ellos vivieron en un ambiente de cariño, mucho amor y siempre fueron muy felices, pero no sabían que eran hijos de Dioses .El padre de estos dos niños era un poderoso Dios llamado Esclénides, este estaba obsesionado con las conquistas de otros territorios y hacerse rico y poderoso, por eso necesitaba reclutar a muchos soldados, este no tenía escrúpulos y pensaba en que sus hijos formaran parte de su ambición, llevándolos a luchar. Meríneda era la madre de estos dos jóvenes, sabía los planes de su malvado esposo así que pensó que cuando se hicieran mayores lo mejor que podía hacer por ellos seria mandarlos a la tierra. Tendría que abrirles las puertas del cielo y dejarlos volar hacia su destino.
El único inconveniente era que no volvería a verlos jamás, porque al bajar a la tierra estos se harían mortales para siempre, ese era el gran inconveniente de los dioses. La única forma de volverlos a ver sería cuando murieran, porque sus almas volverían al cielo .Llegó el día de la despedida, sus hijos se habían preparado para empezar una nueva vida. La madre los beso fuertemente y los miró diciéndoles unas palabras:
—Hijos míos vivid una buena vida, casaos, tened hijos, la vida aquí ya no existirá para vosotros porque no recordareis lo que existe en el cielo, ni tampoco quienes fueron vuestros padres.
Meríneda envió a unos sirvientes con un carro de fuego para llevar a sus hijos a la tierra. Esta con lágrimas en los ojos y una pena enorme en el corazón al saber que pasaría mucho tiempo para volver a reencontrarse con sus hijos. El carro de fuego se llevó a sus hijos rápido como el rayo y los dejó en la tierra, automáticamente sus memorias se borraron de todo lo que vivieron en el cielo, tierra de dioses. Pleménido y Altelípo estos eran sus nombres, uno de ellos vivía en la ciudad se casó y tuvo una hija y tres hijos, el otro se fue a vivir a las afueras y vivía en compañía de su esposa y sus dos hijos. Mientras su madre en el cielo donde no existía el tiempo, observaba a sus hijos como vivían. Estaba muy triste sin ellos pero sabía que era lo mejor. Había pasado en el cielo apenas unos minutos, cuando en la tierra pasaron años. Esclénides estaba extrañado porque no sabía donde estaban sus hijos, desaparecieron en la nada. El salió del palacio y se puso a buscar por todos los alrededores del cielo, aquí y allá, pero nunca los halló. Uno de los sirvientes le confesó que su esposa había ordenado que se llevaran a sus hijos a la tierra para protegeros de la maldad de Esclénides, muy furioso cogió su carro mas veloz y marcho a la tierra, este fue a visitar a sus dos hijos. Él sabía que no cederían a su deseo de poder reclutarlos para luchar en el cielo, él siempre había querido que sus hijos tuvieran una vida basada en la guerra y la lucha, este decía que el Dios que más conquistara sería el más poderoso del cielo. Este era un hombre ambicioso y cruel, así que no tuvo reparo en raptar a sus nietos varones y llevarlos a su palacio, para enseñarlos a combatir y hacerlos luchadores de batalla. Volvió al cielo con sus nietos varones y cumplió el plan. Estos fueron enseñados a combatir en su ejército como fuertes guerreros, sus mentes estaban cambiadas ya no sabían sentir amor solo odio en sus corazones. Pleménido y Altelípo estaban muy tristes al ver que sus hijos habían desaparecido sin dejar rastro. Los hijos varones habían sido raptados por su abuelo, pero una de las hijas de Pleménido lo vio todo, ella era una niña muy lista e inteligente. Esta vio lo que ocurrió, y lo conto a su padre.
—Papá, yo he visto a un señor entrar en casa y subir a un carro gigantesco con mucha luz a mis hermanos, no pude hacer nada, me quedé tan asustada que no me moví del sitio siquiera.
Exclamó la pequeña Siris
Merénida desde su palacio, allá en el cielo lo vio todo y bajó a la tierra, esta les contó que ella era su madre y que ese hombre tan cruel que raptó a sus hijos era su padre, estos al recuperar ese recuerdo no dudaron en hacer lo que fuera para recuperar a sus hijos. Merénida les dijo que la única solución para volver al cielo era sacrificar sus vidas y dejarse morir para poder ver a sus hijos de nuevo. Sus almas al ser mortales volverían al cielo al morir de forma instantánea .Estos no se lo pensaron y su propia madre les quitó la vida, les dio un veneno y ellos murieron en el mismo instante en que la espesa sustancia resbaló por su garganta. Ellos volvieron al cielo, y recuperaron a sus hijos, pero seguían tristes, porque sus esposas y su hija pequeña Siris se quedaron en la tierra, ellas eran mortales y tuvieron que dejar que vivieran sus vidas hasta que murieran de forma natural, para volver a reencontrarse con ellas en el cielo. Pasó el tiempo, y Esclénides Dios poderoso del cielo, se dio cuenta de cómo sufrian Pleménido y Altelípo por haber perdido a sus esposas y su hija Siris. Él era padre después de todo y sabía que ese amor es inmenso e incondicional por encima de todas las cosas, se guardó el orgullo y acabo con su egoísmo dotando a las esposas de sus hijos y a la pequeña Siris de un poder especial, a través de los sueños podrían viajar cada vez que quisiesen y estar juntos, pero el único inconveniente seria que al abandonarlos Morfeo , despertarían y todo volvería a ser normal porque estaban en la tierra y no podían romper el escudo que separa lo celestial y lo terrenal. Este fue el fatal destino de los hijos de un Dios, que a pesar de ser orgulloso y ruin quería a sus hijos con todo su corazón, pero se dió cuenta demasiado tarde de que su egoísmo no era lo más importante en la vida.