CARTA AL ÁNGEL DAVID
Hola, David, mi querido sobrino, gracias por enseñarnos a vivir, fuiste un héroe, supiste afrontar tu enfermedad con aplomo y valentía, nos enseñaste que la adversidad hay que afrontarla con lo que venga, pero sobre todo con alegría.
Celebramos cada día de tu vida, uniste a la familia, con lazos irrompibles, entendimos que para convivir con cualquier enfermedad debemos estar unidos y no dejarnos vencer por la apatía.
Entendimos que era el “Cáncer” y comprendimos que no era malo, todo lo contrario nos enseñó a ayudar a los enfermos, a entender a su familias, a disfrutar y valorar a las personas mientras están con nosotros, también a valorar nuestra salud y saber cuidarnos cada día.
Con tu invalidez, entendimos que debemos ser activos, caminar, bailar, viajar, descubrir, alegrarnos por movernos sin parar, ya que sabemos que vendrán tiempos en los que no podremos hacerlo, entre ellos la vejez y la enfermedad.
Tu fidelidad fue ejemplo para todos, el amor a tus padres, a las tías, a las abuelas, especialmente a tu Dra. Migbelia y a tu enfermero Leo, a pesar que sufrías al verlos durante tus tratamientos, siempre le decías cuanto los amabas.
Siempre estabas contento y cuando preguntábamos cómo te sentías decías que muy bien, nunca te sentiste vencido, aunque los doctores te dieron pocos años de vida, pudiste superar los 13, siempre con una sonrisa y dispuesto a soportar las pruebas más duras de tu enfermedad.
Felicito a tus Padres por su entereza, por su constancia, por su aplomo y sobre todo por aceptar la voluntad de Dios para con su Hijo, son dos seres especiales, muy fuertes, sé que tu le darás la fortaleza necesaria para seguir viviendo, con la alegría de reencontrarse nuevamente contigo en le Paraíso, bendícelos todos los días.
Gracias por unir a tus amigos y conocidos, a través de ellos entendimos el valor de la amistad y de compartir sin limites, recibiendo tanto amor con sus aportes en tu convalecencia.
Vivenciamos milagros todos los días, la manera de cómo te recuperabas de tus operaciones, los aportes que te llegaban para cubrir los gastos en medicina, especialmente cuando necesitabas algo y aparecía sin mucho esfuerzo.
Sentimos a Dios muy cerca, sobre todo cuando nos bendecía por tu salud y por la unión de la familia y amigos.
Con todo esto comprendimos, que tu vida fue un regalo de Dios, estabas destinado a venir a cumplir con la misión de amar a tu familia sin condiciones.
Gracias por tu amor y tu enseñanza, ahora eres el ángel que nos cuidas desde el cielo.
Nota: en la foto David, es el niño en silla de ruedas.