MIS MEDIAS ROJAS
Mi madre una vez viajó a New York con mi padre, durante este viaje de placer, además de pasear por los lugares más turísticos, compraron muchas cosas, ropa, artefactos eléctricos , algunos juguetes, zapatos y otros suovenir, recuerdo con precisión que compraron un paquete de medias rojas cortas, eran como 20 pares, de algodón, felpudas, muy suaves. No las usábamos para la escuela ya que eran muy llamativas, sino para salir, pero especialmente para las horas de juego, ya que éramos dos hermanas, muy activas.
Las medias rojas nos acompañaron durante muchos años, eran muy flexibles y duraderas, caminábamos por la casa con ellas, mamá las lavaba y seguíamos trajinando con ellas.
Crecimos, no enamoramos y durante las noches, cuando nos acostábamos y nos colocábamos las medias rojas, eran parte de nuestras confidencias.
Cuando nos enfermamos, me encantaban mis medias rojas, porque eran las únicas que me protegían del frío, mamá nos dejaba caminar sin zapatos, porque sabía que eran fuertes y no dejaban pasar la frescura del piso. Seguramente mamá también las probó en algún momento.
Nos casamos y cada una se llevò su lote de medias rojas, las únicas que habían sobrevivido a la gran cantidad de lavadas, de nuestra infancia y adolescencia.
Ahora, ya de mayor, casada y con hijos, me quedan sólo dos pares, ya un poco desgastadas, pero me encanta colocármelas cuando quiero descansar, pasar un rato viendo televisión o leyendo.
Afectivamente estoy ligada a estas medias, sé que han sido parte de mi vida y de mis experiencias, mucha gente guarda algún juguete de su infancia, o una muñeca que haya sido muy especial, yo atesoro estas medias rojas, que sigo lavando y poniendo después de 40 años, no sé cuándo van a romperse, pero me parece que pueden durar muchos años más, acompañando mis rutinas hogareñas.
Amo mis medias rojas.
Responde:
¿Has tenido algún juguete o un objeto que quisieras que te acompañára en tu vida?